Proyecto Educativo Pastoral

 “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”

Jn 10, 10

 

Introducción

La naturaleza de nuestro Profesorado, como Institución de Educación Superior de las Hijas de María Auxiliadora,  es ser lugar de elaboración del saber y de formación crítica,  buscando desarrollar la función de docencia, de investigación  y de servicio a la sociedad, en la iglesia. El Instituto, como formador de educadores salesianos, encuentra su principio inspirador en el humanismo cristiano, que pone la persona al centro y la hace protagonista de la propia existencia. El humanismo cristiano, como propuesta auténtica de valores, y a la luz de la fe, “manifiesta el plan de Dios sobre la entera vocación del hombre, por ello orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas”. (Gaudium et Spes, n. 11)

 

El Nivel Superior exige a los alumnos ingresantes nuevas formas de vincularse, una mayor autonomía que promueva la autogestión, objetos de conocimientos con características específicas, una normativa institucional diferente a la de la modalidad del Nivel Secundario, nuevos grupos de compañeros y, en muchos casos, el alejamiento de los lugares de origen. Para muchos estudiantes terciarios estos factores configuran dificultades a la hora de insertarse en este ámbito académico.

 

El Instituto Superior Particular Incorporado N° 9026 “María Auxiliadora” ha ido configurando una visión sobre el “aprendizaje” como un proceso social activo, en el que intervienen factores intra e inter subjetivos, y factores que pueden favorecerlo u obturarlo. Entendemos que el ámbito académico debería configurarse en un lugar de inclusión y de subjetivación entendida como la formación del sujeto, que posibilite la construcción de herramientas. No para  la producción, sino para la socialización (Bleichmar, 2004).

 

El Profesorado como comunidad académica fiel al Sistema preventivo de Don Bosco, y tal como fue vivido creativamente por María Dominga Mazzarello, acompaña a los estudiantes promoviendo en ellos el desarrollo integral y la responsabilidad de ser ciudadanos y profesionales honestos, capaces de solidaridad.

En el contexto carismático del Instituto Superior N° 9026  e interrogándonos como Equipo, tuvimos la intención de pensar juntos un Itinerario de Pastoral acorde y coherente con la propuesta académica del nivel, que garantice el acompañamiento y sostén personal de los jóvenes, optando por la dimensión vocacional del carisma salesiano como centro fundamental de opción institucional.

 

Marco Teórico

El siguiente aporte teórico se articula en el marco del Proyecto de Pastoral del Instituto Superior Particular Incorporado N° 9026 “María Auxiliadora” y tiene como finalidad iluminar la propuesta curricular, la cual se ve comprometida en la elaboración de una cultura que humaniza y educa a las personas para llegar a ser agentes de transformación social.

LOS VALORES representan los ideales y las actitudes que identifican y orientan el ser y el hacer formativo de las comunidades académicas. Son los puntos de referencia personales y comunitarios y llegan a ser criterios de opción y de convivencia humana.

En consonancia con la naturaleza y las características de instituciones como la nuestra, los valores fundamentales son:

* Apertura a la trascendencia y al misterio de la vida, que valora la relación de la persona con Dios como condición para el desarrollo según el humanismo cristiano.

* Promoción y respeto de la vida que, junto a la responsabilidad ecológica, se expresa en el compromiso coherente de educar en la justicia, en el respeto de la dignidad de cada ser humano, de la familia y el ambiente.

* Búsqueda de la verdad, que compromete al diálogo con las personas y las culturas en el horizonte de la búsqueda del verdadero sentido de la experiencia humana y en la construcción de relaciones orientadas al bien común.

* Solidariedad, que anima a la opción preferencial por los jóvenes y las jóvenes de las clases populares, y educa en un estilo de vida sobrio y solidario.

* Confianza en los jóvenes, que crea las condiciones para que lleguen a ser protagonistas, busquen y elaboren nuevos conocimientos en respuesta a los retos de la sociedad.

* Ciudadanía activa y responsable, que compromete y crea ambientes democráticos e inclusivos, y educa en la participación política.

* Acogida de la diversidad como presupuesto para sensibilizar al diálogo interreligioso e intercultural.

* Alegría y familiariedad que empapan las relaciones interpersonales y el ambiente académico.

 

VIVIR LA HISTORIA Y HACER HISTORIA implica tomar posición en un proceso de construcción y reconstrucción colectiva de lo que en sí mismo es colectivo, marcar una temporalidad propia donde cada uno experimenta su tiempo.

Una estructuración del sistema educativo, hacia un modelo formativo que conceda más independencia y autonomía al alumno, requiere de éste mayores niveles de esfuerzo y responsabilidad, e implica el acceso del sujeto a un lugar simbólico distinto que se define por la construcción de un afuera como categoría que inscribe el crecimiento. Ello supone atravesar los límites del territorio endogámico (comprendido como el contexto intra familiar, gamias de pertenencia) a través de una salida capaz de habilitar el encuentro con lo nuevo y diferente.

Los últimos años la humanidad ha sufrido fuertes cambios en términos de identidad colectiva y caída de los grandes relatos contenedores del imaginario común. Esto hace que la tarea de formar docentes se vea doblemente exigida y deba transitar más que nunca por los territorios del “sentido”. Obliga a rever las categorías del paradigma moderno con su modo lineal de construir conocimiento; a internarse con fuerza en la perspectiva de la complejidad; a recuperar los diferentes lenguajes que componen el universo e incorporar lo poético como constitutivo de la formación, instalando una ética que enfrente a la violencia y a las estrategias de mercado.[1]

Arribar a la sensación de “yo soy”, y a su consecuente relación con “yo era” y “yo seré” (construir su historia) es un trabajo psíquico que se desenvuelve en un entretejido con el mundo. De cómo se entramen esos hilados sociales, de qué nuevos marcos contextuales surjan en la vida del alumno y cómo los transite, dependerá que los traumas, adversidades, y conflictos emocionales, etc. dejen un sedimento. Estructuras, y no vacíos.

Desde esta perspectiva, el Diseño Curricular Jurisdiccional para la formación docente se propone abordar el concepto de cuerpo/movimiento/medio y su relación con el conocimiento, en varias dimensiones que interactúan:

La dimensión de las sensaciones: se basa en el contacto de la naturaleza y cultura ante la presencia del objeto que se conoce.

La dimensión perceptual: una construcción cultural que ya se encuentra presente en las sensaciones, pero que se define como evocación, presentimiento de lo imaginario en lo real y asignación de sentido.

La dimensión imaginaria: una apuesta por la recuperación del pasado (recuerdos) combinada con la distancia proyectiva que trabaja en ausencia del objeto conocido, o en el nacimiento de un proceso de creación.

La dimensión emocional: una regulación compleja de la energía personal que une y aleja, en vínculo, identificaciones y pasiones, que da sentido a las acciones y encuentra a su vez sentido en ellas.

La dimensión conceptual: construcciones del pensamiento, categorías que se inscriben en los territorios de la significación, tiene anclaje en la historia, portan ideología y se recortan desde una posición de poder.[2]

En la estructura temporal de la civilización moderna, se suele emplear una sola palabra para significar el «tiempo». Los griegos tenían dos: Chronos y Kayros. Chronos es el tiempo del reloj, el tiempo que se mide. Kayros, el momento justo, no es el tiempo cuantitativo sino el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno. Todos experimentamos en nuestras vidas la sensación de que llegó el momento adecuado para hacer algo, que estamos maduros, que podemos tomar una decisión determinada.

Kayrós y Chronos junto con el espacio transicional de Winnicott nos van a servir para pensar la producción de subjetividad que debe realizar el alumno para participar exitosamente de la cultura de la educación superior. El espacio transicional para los adolescentes y jóvenes es un concepto fuerte que describe espacios que ayudan a elaborar ansiedades y dan el tiempo necesario para la maduración psíquica. Es válido pensar, a la Institución de Nivel Superior, como un espacio transicional, espacio de ensayo, zona de experiencias que “me relacionan”, poco a poco, con lo que será el mundo externo, distinto a “mi espacio familiar” original. Espacio de creación anticipada en donde el joven comienza a conocerse y a tomar confianza en sí mismo. Tiempo y espacio constituyen matrices simbólicas fundamentales. De modo que abordar la cuestión de la temporalidad implica referirnos a un aspecto central en la construcción de la subjetividad. Una subjetividad que no puede sino estar marcada por las trazas temporales de su cultura, a las cuáles modifica y recrea a la vez (Sternbach, 2006).

Según Bleichmar “la producción de subjetividad no es un concepto psicoanalítico, es sociológico. La producción de subjetividad hace al modo en el cual las sociedades determinan las formas con la cual se constituyen sujetos plausibles de integrarse a sistemas que le otorgan un lugar. Es constituyente, es instituyente, diría Castoriadis. Quiere decir que la producción de subjetividad hace a un conjunto de elementos que van a producir un sujeto histórico, potable socialmente.”

Desde esta mirada se busca dar lugar a una formación integral del docente desde el paradigma de la complejidad, propiciando el “aprender a aprender” y el “arte de vivir juntos”.

Donde el “aprender a aprender” supone formar un docente que:

Disponga de una actitud general para plantear y analizar problemas, y de principios organizadores que le permiten vincular dichos saberes y darle sentido.

Se apasione con la tarea de enseñar y suscite el deseo de aprender.

Enseñe a componer y fragmentar, a investigar y experimentar los dispositivos con que se producen las operaciones creativas del lenguaje; propiciando en el alumno la búsqueda de saberes y su recreación, más que la mera posesión de los mismos.

No tema a la incertidumbre y se convierta en dueño de sus procesos de indagación; autor de su propia enseñanza y de la enseñanza mutua, haciendo de los modos y las bitácoras una cuestión fundamental.

Explore y se pregunte, pueda resolver problemas y no escinda los lenguajes artísticos de los científicos.

Tenga una mirada filosófica y antropológica que atraviese la currícula superando toda visión fragmentada.

Constituya un cuerpo – ser humano capaz de atraer la mirada sobre sí mismo, trabaje su voz y su postura creando climas, emocionando, abriendo paso a la imaginación y a la solidez de conceptos.

No abandone el camino por el absurdo, ni quiera explicarlo todo rechazando el misterio. Que cree una ciencia especulativa y de acción, no alejada de su cruce con la imaginación poética.

Incursione en las nuevas formas de lo colectivo: una nueva idea de grupo, de equipo, de un hacer dónde la producción y el trabajo dialoguen, y el pensamiento se entienda como producción.

                Y el arte de vivir juntos significa formar un docente que:

Asuma una práctica política “dónde la escuela no tenga un adentro y un afuera”

Entienda la profunda raíz política de sus actos, con una comprensión clara de que su hacer (sus prácticas, su organización, sus dichos y actitudes) constituyen “matrices de pensamiento”; “forman” en sus alumnas o alumnos un sentido ético y estético; un modo de ver la realidad y actuar en consecuencia.

Promueva una trama de afectos y responsabilidades sin sectarismo, una nueva manera de amar al servicio de la vida y del otro como par y hermano, y no como contendiente a suprimir; una actitud de complementariedad, por medio del afecto y el respeto por la diversidad, en el marco de una práctica creativa, primordial para comprender e intervenir en la realidad.

Establezca con los alumnos estrategias para significar y dirimir los conflictos orientadas hacia una cultura de paz, desde dónde sostener sus luchas y resistencias.

Abandone en sus modos de evaluar, el criterio de rendimiento o la “piedad”, y pueda acompañar el crecimiento del alumno y alumna: como sujeto; como protagonista social; como ciudadano; como ser de la especie. [3]

 

En el primer año del nivel terciario la dimensión que prima es la afectiva, ya que implica una reconfiguración, una reestructuración del individuo, que muestra en este nivel su mejor o peor adecuación a las reglas del sistema. En este marco, la propuesta pastoral se presenta como una estrategia de andamiaje para sostener, acompañar, orientar y promover la inclusión de los jóvenes, encontrando los mejores modos de tornar significativa la experiencia educativa. Constituye una construcción única y artesanal de cada docente, del equipo de pastoral, de los directivos y de su contexto.

Teniendo en cuentas las singularidades de los años que continúan,  se configura un entramado particular como estrategia pedagógica situada, ya que esta propuesta pastoral tiene por objetivo hacer centro en los procesos de enseñanza aprendizaje y no solamente en la propuesta de eventos significativos del calendario salesiano.

“La construcción de sentidos para la educación en el escenario de la contemporaneidad es una preocupación social que se piensa y se aborda desde diferentes perspectivas, enfoques y conceptos que se plasman en la propuesta político pedagógica»[4]

No hay “construcción de sentido” posible si la enseñanza no ancla en la experiencia de vida de los alumnos. Y los docentes, en este sentido, por su cercanía, por el vínculo profundo que establecen con los estudiantes en este proceso tan particular de la vida de los jóvenes, tienen una posición privilegiada para articular lo que ellos traen con lo que el nuevo campo les ofrece.

En este sentido, el joven es “capaz” de Dios, llamado a la felicidad, lleno de bien, abierto a la posibilidad de madurar, descubrir y realizar un proyecto de vida personal. La presencia del educador, gratuita, desinteresada, personal y evangelizadora, se convierte en mediación del encuentro del joven con Dios, haciéndolo sentir profundamente amados por Él.

 

LOS JÓVENES son el centro de la misión educativa y están llamados a ser los protagonistas de su crecimiento en la vida de la comunidad. Por eso, la pedagogía y la espiritualidad salesiana son referencias explícitas o implícitas de estas Instituciones, que se caracterizan por el planteamiento científico y riguroso de la enseñanza y la investigación., por el testimonio de una cultura humanizadora en perspectiva evangélica y una propuesta específica de formación cristiana, abierta al diálogo interreligioso y ecuménico y a la interculturalidad.[5]

A través de la propuesta Pastoral,  el educador va al encuentro del joven en su realidad, y con su presencia y su escucha profunda se interesa por sus lenguajes, sus vínculos, sus gustos. Como acompañante, se une a sus búsquedas de sentido y lo ayuda a integrar las heridas y aspectos vulnerables de su propia existencia.[6]

En el estilo salesiano, la educación es sobre todo obra de una pedagogía de ambiente, camino privilegiado para la formación en el compromiso socio – político[7]. Consiste en favorecer un espacio de vida de acogida gratuita a todos los jóvenes, un lugar para el protagonismo juvenil en el que se aprende a gustar la vida y a comprometerse con ella, en el que se establece una relación espontánea y gratuita entre educadores y jóvenes y en el que unos y otros se implican y se acompañan en un camino de educación y de crecimiento humano y cristiano[8].

El Sistema Preventivo, precisamente porque es una vida, no puede reducirse a un tiempo y a una institución; es una corriente pluriforme de contenidos, metodologías, criterios, instituciones y experiencias focalizadas alrededor de un núcleo identificador, formado por unas cuantas intuiciones educativas y pastorales claves y por criterios y objetivos inspiradores de un talante o actitud concreta. Con este núcleo se afronta la realidad y se crean respuestas adecuadas en cada momento.

En este marco, la Pastoral Juvenil propone itinerarios de crecimiento en los que convergen tres elementos de fondo: lo cotidiano como lugar de encuentro con Dios; el grupo como lugar de encuentro con los otros y como oportunidad para superar el individualismo; y el sistema preventivo como propuesta metodológica consistente.

 

  • Los pilares del Sistema Educativo de Don Bosco

En Don Bosco, el fin educativo es la confianza, el amor y la colaboración afectuosa entre el joven  y su educador. Hay un único motivo de la acción educativa: la maduración del joven. Pero también el medio es único: “Tengo necesidad de que nos pongamos de acuerdo y de que entre tú y yo reine verdadera amistad y confianza”[9]

Decididamente nos hallamos ante un elemento característico y distintivo de la concepción de la acción educativa de Don Bosco: la amorevolezza: mezcla de razonamiento y comprensión humana, fraterna y paterna, que hace que el educador comparta la vida de sus alumnos y ame todo lo que ellos aman. Este amor transforma la relación educativa en relación filial y fraterna, y el ambiente de educación  en una familia

Para Don Bosco la amorevolezza es el amor que se exterioriza en palabras, en hechos y hasta en la expresión de los ojos y la cara. La amorevolezza de Don Bosco se preocupa de que el joven se sienta amado y para esto se requiere la razón, el ser razonables, base de todo amor humano, que está hecho de adaptación y comprensión inteligente. Incluye, también, el afecto, la expresión externa y visible, el corazón, el latido humano de la benevolencia y el cariño.

La razón, el ser razonables impregna todo el ambiente y el estilo educativo de Don Bosco. Pero de razón está sobre todo saturada la amorevolezza. Razón significa, ante todo, racionalidad, guiar al joven con claridad de ideas y verdades, y no mediante la sugestión o la presión emotiva o sentimental. La razón, en la concepción vivida por Don Bosco, es también sentido común, simplicidad, fuga de lo artificioso y de toda exageración. Ser razonables, en educación, significa evitar rarezas y complicaciones. Lo exige el clima de familia y de toda convivencia normal.

La amabilidad exige la luz de la inteligencia, de la racionalidad. Don Bosco pide al educador un amor equilibrado, abierto, racional: “Déjate guiar siempre por la razón, y no por la pasión”. Esta amabilidad se convierte además, en presencia afectuosa y continua del educador entre sus alumnos, como atestiguan las cartas de Don Bosco a los jóvenes durante sus ausencias de Valdocco, o a los jóvenes de las instituciones que había visitado: “Mostraos siempre cariñosos con ellos”

Se encuentra en su más original, maduro y breve documento pedagógico, la carta escrita desde Roma el 10 de Mayo de 1884:

“- Que los jóvenes no sean solamente amados, sino que se den cuenta de que se les  ama.

  • Que al ser amados en las cosas que les agradan, participando en sus inclinaciones infantiles, aprendan a ver el amor también en aquellas cosas que les agradan poco, como son la disciplina, el estudio y que aprendan a obrar con generosidad y amor.
  • Que amen lo que agrada a los jóvenes, y los jóvenes amarán lo que es del gusto de los superiores.
  • El que quiere ser amado es menester que demuestre que ama.”

 

Sólo en este ambiente se da la condición para que exista relación educativa: la vibración del corazón, de la gratitud y de la confianza. “El que sabe que es amado, ama, y el que es amado lo consigue todo, especialmente de los jóvenes”, recuerda Don Bosco.

Esta confianza se establece como una corriente eléctrica entre los jóvenes y los educadores.

 

  • El ambiente educativo

La educación es para Don Bosco cosa del corazón. Si el educador no consigue ganar el corazón del joven, su obra es nula. Si un joven no abre su corazón al educador, la educación fracasa.

Razones tuvo Don Bosco que le llevaron a la conclusión de que la educación es obra de ambiente y ejemplaridad, además de acción individual, y que la educación se lleva a cabo de modo más natural en una estructura educativa esencialmente familiar.

La alegría es elemento constitutivo del sistema educativo de Don Bosco, característica esencial de la familia. Expresión del amor, la razón y el clima de familia. Por la alegría el joven se abre al bien. Don Bosco sabe que la forma de vida del joven es la alegría, la libertad, el juego. La alegría es para Don Bosco el resultado de una valoración de la vida. Él, apóstol del trinomio razón, religión y amor, considera la alegría como necesidad fundamental de vida, ley de la juventud, que por definición es la edad de la expansión alegre y libre. Los juegos, los chistes, las adivinanzas, las conversaciones amenas entremezcladas de seriedad y formación educativa impregnan todo los recreos.

Don Bosco ha introducido su novedad, que es la alegría franca, bulliciosa, compartida por el educador y entrelazada con un disimulado y oportuno trabajo de estudio y de consejo. Compartida por el educador, que se comporta como amigo y hermano, y va sembrando en la serenidad del ambiente la buena palabra. Sin teorías, pero con la intuición del genio y del corazón, con la experiencia que había acumulado desde la niñez, Don Bosco ha visto y ha colocado la alegría entre los primeros factores de su obra pedagógica.

La alegría se convierte, en el patio, en medio diagnóstico y pedagógico de primer orden para los educadores porque se tiene medio y ocasión de contacto personal con los jóvenes sin ningún protocolo, y de decirles en confianza la palabra que conviene a cada uno

En la casa salesiana, la vida de patio es un factor indispensable para la completa educación de los jóvenes y punto central en su sistema. Don Bosco ha usado profusamente este medio, desde los comienzos. Él mismo lo recuerda en sus Memorias, hablando del Oratorio Festivo: “Yo me servía de aquellos recreos, tan movidos, para buscar ocasión de insinuar a mis muchachos buenos pensamientos. A unos, con una palabrita al oído, les recomendaba más obediencia, una mayor puntualidad en sus deberes y cosas semejantes. Para mí aquellas diversiones eran un modo eficaz de hacerme con una multitud de jóvenes que, cada sábado por la tarde o cada domingo por la mañana, vinieran con el mejor deseo del mundo”[10]

 

            2.3 Una pedagogía de la confianza

Sin confianza no hay educación. Este es el principio básico del sistema educativo de Don Bosco. Solamente a través de una relación de confianza entre el joven y el educador se puede fundar el concepto de autoridad.

Todos los estudios actuales, centrados sobre el tema de la vulnerabilidad frente al maltrato, confirman  que la capacidad de cambio de un joven reincidente en conductas desviadas depende de encontrar un adulto que sepa concederle una mirada de confianza, liberándolo así de su propio pasado.

¿Cómo instalar esta confianza? Don Bosco, lejos de recomendar una técnica educativa responde solamente: « con el afecto ». Es el, educador del siglo XIX quien después de todas las corrientes pedagógicas híper-racionalistas del siglo de las luces, ha rehabilitado la esfera afectiva en el interior de la relación educativa. La experiencia enseña que la esfera afectiva es constitutiva de cada relación humana y así en lugar de excluirla de la relación educativa, Don Bosco aconseja a los educadores aprender a gestarla para instalar un clima de confianza. « Sin afecto no hay confianza. Sin confianza no hay educación ». Esta es, hoy como antaño, la mejor síntesis del pensamiento educativo de Don Bosco.

Una educación basada en la confianza es una educación basada en la razón. El educador se comporta de manera razonable, convencido siempre que el joven está dotado de razón, que está en posición de comprender dónde se encuentran sus intereses. Sobre esta convicción se basa el Sistema Preventivo.

Cualquiera sea el comportamiento de un joven, por inadaptado y equivocado pueda aparecer a primera vista, como puede ser un joven hundido en la delincuencia, en la droga dependencia, o en otros tipos de comportamientos de riesgo, siempre tiene una « razón »para adoptar un comportamiento. No digo, por cierto, que tenga razón ya que puede hacerse mal a sí mismo o a otros, pero tiene « sus razones » y hasta que el educador no haya descifrado estas razones su abordaje corre el riesgo de ser erróneo, impropio o desviado.

Existen, como nos dice Don Bosco, dos formas de educar a un niño:

– La disuasión: Es un método represivo, basado en el temor a un castigo

– La persuasión: es el método preventivo, completamente fundado en el respeto de los derechos humanos del niño.

Una educación basada en la confianza se centra sobre una fe inquebrantable en la posibilidad de educar al niño cualquiera sean las dificultades que lo rodeen.

Creer en los jóvenes, significa contener a cada joven, cualesquiera puedan ser sus desventuras, como una oportunidad de crecimiento para el grupo y no como una pesada carga. En efecto, bien entendido, el joven en dificultades siempre hace progresar al educador en su arte pedagógico: lo obliga a cuestionarse a comprometerse continuamente.

 

  • Pastoral Universitaria

La Pastoral Universitaria representa para la Iglesia uno de los desafíos contemporáneos que los obispos de América Latina en el documento de la Conferencia de Aparecida, en el Número 343 resaltaban con suma importancia: “Es necesaria una pastoral universitaria que acompañe la vida y el caminar de todos los miembros de la comunidad universitaria, promoviendo un encuentro personal y comprometido con Jesucristo, y múltiples iniciativas solidarias y misioneras. También debe procurarse una presencia cercana y dialogante con miembros de otras universidades públicas y centros de estudio”.

Aparecida invita a ubicar la Pastoral Universitaria en el centro mismo de los procesos universitarios y a situarse en el corazón del proyecto educativo universitario. Se insiste en que la Pastoral universitaria no sea un sobreañadido de los procesos académicos, sino que busque una cultura evangelizada a través de la inculturación del Evangelio inspirada en el mensaje de Jesucristo, a través de las variables propias de la Universidad.

La pastoral universitaria de las ISS – FMA penetra la vida de la institución y su proceso cultural y formativo. Se trata de una pastoral juvenil orgánica que exige la elaboración de itinerarios, con el objetivo de formar en los estudiantes actitudes y comportamientos inspirados en la lógica evangélica.

Desde perspectivas:

  1. Acompaña a los jóvenes y a las jóvenes en este período decisivo del proceso de maduración y opción vocacional;
  2. Promueve la animación cultural y espiritual de la vida universitaria con la profundización de la visión cristiana y del mensaje evangélico, en diálogo con los diversos saberes;
  3. Indica caminos diferenciados que respondan a la realidad experiencial de los jóvenes, a través de la elaboración de itinerarios formativos que favorezcan el crecimiento en la fe;
  4. Suscita espacios de encuentro con y entre los jóvenes, creando grupos y asociaciones, auténticas comunidades de vida cristiana y lugares de interacción cultural;
  5. Promueve el diálogo entre fe y cultura, ciencia y vida, ética y búsqueda científica, y motiva en la adquisición del saber para el servicio de los demás;
  6. Crea condiciones para vivir el espíritu de familia y para abrirse a la solidaridad y a las necesidades de los más pobres.

 

  1. Espacios de Explicitación del Evangelio[11]

 

 3.1. E.D.I.: Formación Cristiana

 

Enriqueciendo el plan de estudio 528/09, el Instituto S.P.I. Nº 9026 “María Auxiliadora” ofrece a los/las alumnos/as un itinerario de formación en la fe diagramado de la siguiente manera:

 

1º año:            Biblia: Primera y Segunda Alianza (2 hs. semanales).

2º año:            Liturgia: Sacramentos (1º cuatrimestre, 2 hs. semanales); y, Vida de la Iglesia: Historia de la Iglesia como Institución y principales documentos (2º cuatrimestre, 2 hs. semanales).

3º año:            Metodología catequística (3 hs. semanales).

4º año:            Pastoral Educativa y Evangelización del Currículum (4 hs. semanales, incluidas en el Taller de Práctica IV y Ateneo). Sistema preventivo.

 

3.2. Celebraciones Litúrgicas

 

A lo largo de todo el ciclo lectivo se propondrá a toda la Comunidad Educativa del I.S.P.I. Nº 9026 “María Auxiliadora” la celebración de algunas fiestas litúrgicas. A saber: fiesta de María Auxiliadora (24 de mayo), fiesta de San Juan Bosco (16 de agosto)… Como también la posibilidad de celebrar la vida de la comunidad en algunos momentos especiales del año: en el inicio del ciclo lectivo, día del maestro/profesor, día del alumno, en el acto de los/las egresados/das…

 

3.3. Buenas Tardes

 

Motivado en la tradición salesiana, propondremos a toda la comunidad educativa del I.S.P.I. Nº 9026 “María Auxiliadora” la posibilidad de enriquecernos con alguna reflexión en algunos momentos específicos durante el año.

 

  1. Ejes y contenidos transversales[12]

 

La relación de Jesús con sus discípulos, no es la de “enseñar-aprender” sino la de “enseñar-seguir

 

Ejes[13] Punto de partida “Enseñar-Seguir” Horizonte
Hombre

(Madurez humana)

Desde el descubrimiento de la propia identidad… Propuesta (Enseñar)

Para que tengan Vida” (Jn. 10,10)

…a la fraternidad universal y al compromiso con la humanidad (Rom. 8,29; 1Jn. 3,16).
Respuesta (Seguir)

Sí a la Vida.

Cristo

(Encuentro con Jesucristo)

Desde el don de Dios en la humanidad de Cristo (encarnación)… Propuesta (Enseñar)

Tú sígueme” (Lc. 5,27)

…hasta las exigencias de la “Vida Nueva en Él” (Rom. 6,4).
Respuesta (Seguir)

Itinerario Pascual

La Iglesia

(Pertenencia Eclesial)

Desde la experiencia eclesial en el ambiente del profesorado… Propuesta (Enseñar)

Como piedras vivas…” (1Pe. 2,5)

Ahora son Pueblo de Dios” (1Pe. 2,10)

…a la inserción eclesial y compromiso vocacional.
Respuesta (Seguir)

Compromiso eclesial

El Reino

(Compromiso por el Reino)

Desde el espacio que abrimos a Dios en nosotros, en nuestras familias, en la Familia… Propuesta (Enseñar)

El Reino de Dios está en medio de ustedes” (Lc. 12,31)

…a los “cielos nuevos y la nueva tierra”  (Ap. 21,1).
Respuesta (Seguir)

Búsqueda del Reino de Dios y su justicia” (Lc. 12,31)

 [1] Diseño Curricular para la formación docente. Profesorado de Educación Primaria – Santa Fe.
[2] Diseño Curricular para la formación docente. Profesorado de Educación Primaria – Santa Fe.
[3] Diseño Curricular para la formación docente. Profesorado de Educación Primaria – Santa Fe.
[4] Documento del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2006
[5] Carta de Identidad de las ISS – FMA
[6] La dimensión vocacional del carisma salesiano.
[7] FMA, Líneas orientadoras de la misión educativa, n° 142
[8] CHÁVEZ P., Aguinaldo 2007, p. 24. Con estas palabras el Rector Mayor se refiere de otro modo a los conceptos ya tradicionales de “casa, escuela, patio”
[9] LEMOYNE, G.B., AMADEI, A., CERIA, E. Memorie Biografiche, VII, p. 504.
[10] BOSCO, G. (1987). Memorie dell’Oratorio di S. Francesco di Sales, 176. Cfr. II, pp. 435-438. Capítulo I: El Sistema Preventivo de Don Bosco
[11] Cf. Santiago R. Manzini, fsc.; “La Pastoral Educativa, una mirada de fe sobre la tarea escolar”, 2004: “La compleja tarea escolar puede pensarse en cuatro frentes que nos permiten diseñar los procesos de renovación que nos conduzcan a una actividad planificada en vista a una pastoral educativa. Pensamos en frentes, no en dimensiones o partes. La vida escolar es una sola, pero podemos ‘pelearla’ desde cuatro lugares, desde cuatro frentes.
Por un lado existe lo que algunos pedagogos llaman la matriz de aprendizaje institucional. Otra gente habla del clima institucional o del ambiente (…).
Por otra parte, tenemos un frente más dinámico y visible: la red de sentido de la vida que la institución ofrece, su propuesta curricular. (…) Como dice el P. Alberto Parra, la pastoral escolar está en el currículum o no está (…).
Pero la conciencia de esta dimensión cristiana de los saberes requiere que exista también alguna forma de catequesis, algunos espacios de explicitación del evangelio. Algunos serán obligatorios, otros serán optativos. Algunos estarán permanentemente, otros aparecerán en algunos tiempos significativos.
Por último, una serie de elementos atan transversalmente todo el currículum. Esos ejes y contenidos transversales son la marca ética del proyecto educativo evangelizador. Puede ser un lema anual que es trabajado de muchas formas, pueden ser algunos contenidos especiales que aparecen tratados por todos, puede ser un tiempo del año en que todos se concentran sobre algo específico”.
[12] Ver nota 1.
[13] Cf. Áreas planteadas en el Capítulo General XXIII: “Educar a los jóvenes en la fe, tarea y reto para la comunidad salesiana hoy”.